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Visitar la Ermita de San Pelayo.


Ermita de San Pelayo.

Perazancas de Ojeda.

Por la lápida presente al interior del templo, empotrada en el lado norte puede datarse el primitivo templo en el año 1076. Dedicado a San Pelayo, por el Abad Pelayo en tiempo del reinado de Alfonso VI de León. Citado por García Guinea, Escalona, en su historia de Sahagún dice que “María Fernández fundó el monasterio de San Pelayo de Perazancas en 1186”. Es probable que esta referencia aluda al templo que ahora vemos, edificado sobre el hispanovisigodo previo del que restan capiteles, lápida de consagración y algún sillar reutilizado son cruz incisa.

Es una agradable sorpresa toparse con un estilo absidal al modo lombardo tan lejos de su zona de procedencia. El templo es de nave única, orientado y al primer vistazo ya se advierte la diferente hechura de nave y cabecera. Lo más probable es que la nave se arruinara y que conservando su perímetro y las puertas de acceso (la norte, cegada) fuera reconstruida y recrecida. Tiene dos ventanales aspillerados al sur y se edificó en mampostería y sillares en las esquinas.

La cabecera del templo es estructuralmente lo más antiguo del mismo. Fue edificada con piedra sillar en hiladas isódomas. Se divide en cinco lienzos por medio de cuatro semicolumnas adosadas y dos lesenas marginales. Hay un ventanal aspillerado en el lienzo central y otro derramado al exterior y decorado con guardapolvo de ajedrezado jaqués con una mínima dobladura en su exterior, aunando hechuras lombardas con decoración jaquesa.

Las semicolumnas ascienden hasta la cornisa, luciendo similar decoración que el friso “lombardo-jaqués”. Hay una serie de doce arquillos ciegos, en secuencia 3-3-3-3 que apean sin salmer en pequeñas ménsulas. Solo uno de ellos tiene un tímpano entero (sobre el ventanal del lado sur). Tangente a los arquillos corre un friso doble compuesto de una especie de esquinillas, con la peculiaridad de que no se realizan con sillarejos colocados con un ángulo al exterior, como acostumbramos a ver en el lombardo “de pata negra“, sino que se tallan en bloques de arenisca al igual que el ajedrezado que se halla por encima. También éste tiene una peculiaridad no frecuente: Se logra a base de extraer del bloque de arenisca pequeños dados al tresbolillo. Similar hechura de ajedrezado la he visto en la iglesia superior de San Juan de la Peña en Huesca.

En la fachada de poniente abre la puerta de acceso al templo. Es de medio punto dovelada y peraltada, apeando en una pareja de columnas a través de capiteles de aspecto arcaico con sus cimacios. De hechuras mozárabes según García Guinea, deben de proceder de un edificio anterior al actual del cual se reutilizaron materiales. También hay un sillar en primer lienzo del lado norte, bajo la tercera ménsula, que muestra parte de una cruz excisa de distinto eje al del sillar.

En el ábaco del capitel del lado norte, y en su cara interior, puede apreciarse epigrafía en dos líneas. Se lee con claridad la inferior que dice “PELAU” en referencia al santo patrón del templo.

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